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lunes, 28 de julio de 2014

El carácter emocional de la llamada en el perro

La llamada es, sin lugar a dudas, el ejercicio más importante que deberías practicar con tu perro para su buen manejo y control responsable. Además, permite dar libertad al perro y dejar que corra y juegue sin invadir zonas peligrosas para él. Pero, ¿por qué es tan complicado construir una llamada eficaz y fiable con tu perro?...



Es primordial entender que en ambientes controlados es fácil entrenar la llamada pero en el día a día ya es más difícil de realizar por el perro.

Entrenar la llamada en una sesión de entrenamiento es relativamente sencillo: hacer que el perro se acerque a un ser querido que además le ofrece una recompensa extra. Para el perro el dueño es una referencia clara y le es sencillo asociar el premio con la acción a realizar.

En la vida cotidiana, al llamar al perro cuando está jugando, comiendo hierba o rebuscando en la basura la referencia del dueño se diluye y el premio que le ofrece no puede competir con los refuerzos que obtiene jugando con sus amigos o buscando comida.

Si el trabajo de la llamada no tiene en cuenta las altas cargas emocionales del perro en estas situaciones y sólo se basa en dar un refuerzo individual encontrando al dueño de forma sencilla, la llamada no funcionará en el día a día.

La llamada hay que practicarla (ejercicios) en un inicio en zonas controladas pero, casi inmediatamente, debe evolucionar para que el perro la realice en situaciones emocionalmente altas, que son, en definitiva, las situaciones reales en las que te vas a encontrar. ¿Cómo?

1. A través de actividades favoritas para el perro (Principio de Premack): una vez que esté asociada la señal VEN, empieza a llamarle antes de dejarle libre en el parque, salir a la calle, hacerle buscar su objeto favorito o que aparezca un perro amigo. Es decir, trabajas la llamada en situaciones similares a las reales.

2. Practica en situaciones emocionales altas para el perro: busca ocasiones con altas emociones que puedan simular las condiciones finales, como pueden ser: llamarle en varias ocasiones en casa cuando está deseando salir de paseo y cuando acuda dos o tres veces seguidas ponerle la correa, antes de entrar en el coche para ir al campo o al monte y, también puedes hacerlo, antes de salir del veterinario si no le gusta ir y está deseando marchar. De esta forma la llamada se convierte en un ejercicio de gestión emocional.

3. Haz que el llegar a ti sea un reto para el perro: trabaja para que el encontrarte y llegar a ti no sea tan fácil, ponle dificultades: dale la espalda, escóndete detrás de árboles...El llegar a ti le debe resultar un juego y un ejercicio proactivo.

4. Busca la estabilidad antes de dejarle marchar: cuando llamas al perro, lo normal es que éste quiera marcharse lo antes posible para seguir con lo que estaba haciendo. Si permites que al llegar a ti el perro se muestre inestable dando vueltas y no dándole un final al ejercicio de la llamada, al final cuando oiga VEN dará dos pasos en tu dirección y se marchará. Haz que se estabilice emocionalmente antes de liberarle y que finalice la llamada con un ejercicio de autocontrol.


Por lo tanto, para construir una llamada eficaz y fiable con tu perro el trabajo con altas cargas emocionales es fundamental. Aunque no te obsesiones, buscar que el 100% de las veces que le llames acuda es una utopía, lo importante es la regularidad.


 


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2 comentarios:

  1. Hola Ricardo, cuando, en el punto 4 hablas de estabilizará la perro emocionalmente y terminar la llamada con un ejercicio de autocontrol, a que te refieres? Serviría un 'sienta', como si de un ejercicio de principio de Premack se tratara (quieres volver a jugar, primero sienta)?

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    Respuestas
    1. Hola! Lo que quiero decir es que debemos practicar la llamada incorporando el quieto cuando el perro llegue a nuestro lado. No importa en "sentado", "tumbado" o de piés, pero el perro debe aprender que el ejercicio es acercarse y quedarse.

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